sábado, 6 de abril de 2013

Amistad

Que el ser humano es sociable por naturaleza lo sabemos todos. Fuimos dotados con esa capacidad y la desarrollamos con total normalidad si la potenciamos bien. Al menos, esa es la tesis que me gusta defender a mi, pero bueno, ya me pondré en plan filólogo en otra ocasión.
Como iba diciendo, somos seres sociables, lo llevamos dentro; pero ¿podemos elegir con quien sociabilizarnos? La respuesta es no, y es bien sencilla: nos relacionamos con todo ser que nos rodee, voluntariamente o no. ¿Por qué? Pues porque incluso con aquella persona con la que no se pretende entablar ninguna relación, mandamos señales involuntarias: gestos, reacciones, palabras...Vale. Ahora hablemos de eso, de entablar relaciones. ¿Podemos elegir con quien relacionarnos? La respuesta es sí, aunque me entristece saber que algunas personas parecen no pensar lo mismo. Hablo de aquellos que debido a su afán por no querer establecer un patrón base a su círculo social, permanecen atrapados en la primera idea que he comentado de la sociabilización. Esta obsesión por causar buena impresión en todos los ámbitos posibles acaba hundiéndote a la más profunda de las soledades. Así pues, la respuesta debería ser sí, buscar a personas que te complementen como ser humano y que sean afines a tus gustos. ¿Que a veces surgen conflictos? Por supuesto. Una relación monótona acaba por extinguirse de forma paulatina, lo quieras o no.
Y es de esta última idea de donde pretendo sacar el significado de amistad. Y lo voy a hacer uniendo dos conceptos: afinidad y paciencia. No sólo establecer relaciones con aquella persona que te caiga bien o te guste, sino a su vez hacerlo a sabiendas de que en la línea de la amistad hay curvas, y hay que saber esperar y concienciarse de que estos momentos ocurrirán y pasarán. Por lo que a cualquier amigo que se tenga, yo haría la siguiente pregunta ¿ merece la pena aguantar curvas ? O mejor aún: ¿ sale rentable ? Si la respuesta es sí enhorabuena. Si la respuesta es no, no esperes surcar los mares con éxito, porque vas a morir en la orilla; haz algo para cambiar tu destino ahora que todavía estás a tiempo.