domingo, 9 de marzo de 2014

Mar

Desorientado y perdido vagaba por el mundo,
dejando atrás mis huellas llenas de desesperanza.
Mi llama se apagaba segundo a segundo,
el destino parecía estar planeando su venganza.
Alcé la vista y ahí estaba él,
puro, magistral, eterno y jovial,
sentía su movimiento en mi piel.

Era tal su grandiosidad que decidí acercarme,
el ritual había comenzado, era el momento.
Lentamente, empecé a presentarme,
era una simple alma, movida por el viento.
Tan azul y vivo...podía percibir su sabiduría.
Lo había conseguido, cumplí mi cometido,
con solo mirarlo, mi vida llenó de alegría.




sábado, 8 de marzo de 2014

Sentimientos

¡Buenas tardes furby-adictos! Otra vez ando por aquí escribiendo, como antaño. La entrada de hoy es rara, así que voy a pasar de formalismos y a por ello.
La misma historia de siempre. Me paso los días pensando en cómo hay que ser, cómo que actuar ante la adversidad, haciéndome ver a mi mismo y a los que me rodean que en esta vida toca aguantar, que si te dan mil  palos, algún día vendrán mil y una bendiciones. Y hay que ser paciente. Pero en este proceso en el que somos violentamente maltratados por el destino, a uno se le acaban las fuerzas, o mejor dicho, en verdad no se acaban, sino que se queda bajo mínimos, tirando de la reserva. Y en esos momentos, uno duda de todo aquello en lo que cree, solamente hay tiempo para lamentaciones e hipótesis pasadas. ¿Por qué seguir regalando comida si soy yo el primero que tiene hambre? Abandonar parece la opción más lógica, echarse a los brazos de la desesperanza y la oscuridad quizá ya no sea una locura. 
Pero es que siempre es lo mismo, maldita sea. No sé como lo hace. Parece que me está observando en cada momento, y que le gusta verme sufrir (porque le gusta), pero bueno, quien soy yo para criticar los hobbies de nadie o Nada. Espera hasta el último momento, y cuando ya no me quedan fuerzas ni para dar el último suspiro, es entonces cuando me llega esa bocanada de aire fresco, esa cuerda que se desliza para ayudarme a escapar de ese pozo, de ese agujero. Y entonces vuelvo a creer en todo, porque así funciona esto. Aguantar, aguantar y aguantar, que ya llegará el día de recibir. Y siempre me las apaño para que ese día tarde en llegar, pero bueno, acaba llegando.
Esta última entrada va para agradecerle al destino esta última señal. Gracias por haberme hecho recuperar sentimientos que arduamente defendía a contracorriente de lo que realmente pensaba. Gracias por haber logrado que me crea mi propia historia. Y ahora a echarle huevos.