lunes, 15 de abril de 2013

La naturaleza y lo artificial

Buenas tardes a todos. Me despierto a las 10:30 y miro por la ventana: está nublado y con un calor de la vida. 13:15 y miro por la ventana: cielo despejado, sol radiante y el siguiente nivel de calor de la vida. Después de esto, decido empezar a escribir en el blog.
"Estás loco", "¿Por qué?" Pues porque he pensado en la magnificencia de lo incontrolable e inmortal. "Pero si solo has mirado por una ventana" Precisamente por eso he empezado a escribir. Resulta que a veces no es preciso ver grandiosas demostraciones, lo más simple es lo más bello, y a su vez lo más complejo. Y esto es lo que le pasa a la naturaleza: caminar por la orilla de la playa, pasar un día primaveral en el campo, ir de excursión por la montaña, ver llover, sentir la nieve en la piel, tumbarse en la arena bajo un sol estival. Todas estas son acciones bastante simples y comunes (bueno, nevar en Algeciras está dificil) y sin embargo la complejidad de su realización es completa y llanamente un enigma, atendiendo a su origen (está claro que las personas tratan de buscar explicaciones utilizando sus herramientas). Desgraciadamente, en varias ocasiones la propia sociedad nos ciega ante esta hermosa realidad con su consumismo, su pesimismo, su perfeccionismo y millones de palabras acabadas en -ismo. Hay gente que se lo pasa bien yendo a El Corte Inglés. Hay gente que se lo pasa bien estando 23h al día delante de un ordenador. Hay gente que busca la perfección a lo largo de su vida, olvidándose de vivir. Hay gente...para todo.
Yo también voy a El Corte Inglés, y me gusta ver la TV o el ordenador o simplemente estar en mi casa; es más, trato de esforzarme para conseguir resultados que superen la mínima suficiencia. ¿Hipocresía? No. Al igual que para muchos aspectos de la vida, en nuestro día a día, la palabra cambio debe ser un pilar clave, es en la alternancia donde encontramos la esencia. Así pues, ante todo esto, yo propongo una utópica armonía entre la naturaleza y lo artificial, es decir, tratar de hermanar la búsqueda de un futuro y presente propio y mejor, sin olvidar ese aspecto tan místico y tan puro que nos ha acompañado desde el origen de los tiempos.
Lo verdaderamente importante es aquello invisible a la lógica.