viernes, 13 de marzo de 2015

¿Por qué?

Me encanta preguntar por qué. A veces, resulta insistente, repetitivo, osado o simplemente, indiferente. Preguntar cosas obvias es de tontos, preguntar varias veces lo mismo es de pesados, y bueno, a veces preguntamos el por qué de muchas cosas en vez de pararnos a pensar un momento.

Pensar.

La gente..¿piensa lo que dice? Mi afán por saber el por qué de ciertas actitudes es equiparable al tamaño de mi frustración, que crece día a día. Cuando algo no coincide con mi pensamiento, me pregunto por qué. Es simple. En una parte de la balanza, mis ideas o pensamientos únicos cuya base que he ido formando durante años los hace difícilmente moldeables o manipulables; en la otra parte, el resto. Los observo y pienso: esto es lo mío, esto es lo de ellos. Está bien: uno se moja de lo bueno y rehuye lo ilógico...

El problema es cuando lo ilógico abunda.

Egoísmo, miedo, cobardía, prepotencia, falsedad, intereses...palabras que trato día a día, sentimientos que cobran la forma de personas.

Sabios de boquilla, comportamientos impulsivos, arrepentimientos constantes, falta de valor, acusaciones sin fundamento...¿qué cojones provoca que la gente actúe sin pensar?

Mi concepto de la vida es bastante sencillo. Mi vida se divide en imágenes, cada imagen la forma una serie de elementos y cada elemento es dotado de un significado único, un significado que no se puede encontrar en un diccionario, un significado basado en mi experiencia personal. A veces, estas imágenes son compartidas, y puedo compartir el mismo significado único con un grupo de personas.

A la gente a veces se le olvida sus significados únicos y hace cosas ilógicas. Digo yo. Se deja llevar por lo normal en lugar de lo particular, o por lo ordinario en vez de lo especial.

Día tras día, segundo tras segundo, veo los problemas de la gente ("problemas"), de conocidos y no conocidos. A mis 21 años, me considero una persona que ha vivido varios tipos de experiencias, la gran parte quizá no correspondientes a lo que una persona de mi edad ha debido experimentar (y experimenta). Lidiar con la muerte de personas importantes, ver cómo un gran hombre tiene que luchar por superar una enfermedad que pudo costarle la vida, o navegar por este mar eterno que supone la crisis económica, y lo que es peor, ver cómo los problemas de verdad afectan a los que más quieres de manera quien sabe si irreversible. Decir que esto es la punta del iceberg es quedarse bastante lejos de la realidad, pero como ya digo, quizá algunas personas necesitan que les ayuden a pensar. Y aquí estoy yo.

Hay veces, que hablando con alguien, puedo pensar "vaya jodida basura la historia que me está contando con todo lo que tengo yo por detrás". Y le escucho. Y hablamos. Y tratamos de encontrar una respuesta.

Qué difícil es dar respuestas sin conocer las tuyas propias.

La gente vive acomodada. Quieren que les resolvamos la vida, porque su vida es muy dura, por supuesto. Y cuando algo no sale como esperaban, quejarse es gratis, y pedir ayuda también.

Me considero una persona que quiere ayudar a los demás. He ayudado y ayudaré a muchas personas, pero es frustrante y decepcionante. ¿El qué? Nada. Precisamente, en varias ocasiones no pasa nada. Y ese es el problema.

Las palabras brindan soluciones, pero sólo los actos consiguen hacerlas realidad. Y la clave de este juego es la actitud.

Pensar las cosas, antes de decirlas. Pensar qué, a quién y cuándo. Que lo fácil es quejarse cuando algo sale mal, que parece que nadie piensa en los demás y no saben esperar y reflexionar.

Puedo pecar de cabezota o incluso ignorante, pero si algo me ha enseñado esta vida, es que hay que poner de nuestra parte, y dejar de pensar egoístamente.

Para resumir todos estos pequeños párrafos anteriores, seré bastante directo: al carajo con los egoístas. 

¿De qué cojones tiene la gente miedo si no sabe de la misa ni la mitad? Por supuesto que las personas no somos perfectas y es normal sentir miedo...¿qué pensaríais si yo tuviera miedo de un grano de arena? ¿qué pensaría alguien que lidia con una avalancha constante cuando uno le viene con el cuento del grano de arena? ¿Por qué?

Para las próximas Navidades, ya tenéis qué pedirle a los Reyes Mayos: un poquito de decisión, y un par de huevos.

Porque al final del juego, no importa que salga bien, sino que al menos lo hayas hecho lo mejor que podías, pero para ello hay que echar una moneda en la máquina.


2 comentarios:

  1. Nada que se consiga sin pena y sin trabajo es verdaderamente valioso...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues si tio, conseguir algo con esfuerzo es más valioso que lo que te dan hecho

      Eliminar